La existencia de dos redes de educación (pública y concertada) financiadas con dinero público es sabido que aumenta la segregación del alumnado, como así lo confirman las cifras de matriculación cada año. Esto provoca una progresiva guettización de los centros dentro de la red pública. Pero también dentro de la red pública la segregación es evidente, porque hoy el modelo D no es todavía un reflejo de la realidad de nuestros barrios y de nuestra ciudad. Desde nuestros colectivos, escuelas y asociaciones llevamos tiempo trabajando para incorporar la perspectiva antirracista en la escuela pública, conscientes de las brechas existentes porque creemos en un modelo D en el que de verdad se trabaje poniendo la diversidad en el centro de toda acción educativa, tanto dentro como fuera de las aulas. Creemos en un modelo D en el que quepamos todas.


Este sistema educativo convierte la educación, que debe ser un derecho, en una reproducción de los desequilibrios que existen en la sociedad. Por un lado, condicionando el futuro de las y los alumnos en función de su origen y por otro, arrinconando aún más el euskera en esta situación de diglosia.
Para que una escuela sea inclusiva e igualitaria debe poder garantizar una igualdad de acceso con información accesible para todas las familias que viven aquí con independencia del origen y esto no solo se consigue con campañas de escolarización, exige dar más pasos, exige articular compromisos y cambios estructurales. Sabemos que el Departamento de Educación ni siquiera realiza campañas específicas para difundir el derecho de toda la ciudadanía a estudiar en euskera, por lo que de momento sigue lejos de entender lo vital que es contar con una escuela accesible que no reproduzca brechas existentes y genere guetos, como así se refleja en la diferencia de porcentajes de matriculación de familias migrantes en los distintos modelos. Del mismo modo, queremos señalar que la escuela pública vasca continúa alejada de la realidad, ajena a la diversidad existente. En resumen, el futuro de los niños y niñas queda condicionado entre otros muchos factores, también por su origen y desde su entrada en la escuela y poco a poco, se levanta una pared entre el euskera y las personas de origen migrante.


La escuela pública vasca, debe hacer una autocrítica y hacer frente al racismo estructural presente en nuestra sociedad, haciendo una reflexión consciente y fomentando la intervención a nivel escolar.


En este contexto, bajo el lema «Denon eskola, guztondako euskara!», queremos organizar una respuesta a ello a través de la escuela. Queremos abrir a todos los vecinos y vecinas de nuestros barrios la posibilidad de aprender nuestra lengua y garantizar el derecho a vivir en euskera.


Con este objetivo, tenemos el objetivo de incidir en la comunidad escolar, colaborando barrio a barrio con diferentes agentes. En esta dirección estamos promoviendo una red entre escuelas, compartiendo entre ellas reflexiones y herramientas para combatir el racismo. ¡Que el euskera sea un derecho de todas las personas!